Un mundo feliz y por qué siempre debemos seguir leyendo.
Por Cristina Carvajal.
En una de sus mejores novelas, Un mundo feliz, el escritor británico Aldous Huxley imaginó una sociedad distópica donde las personas intercambiaban filosofía, arte y belleza por una falsa sensación de estabilidad. Publicada en 1932, la novela ocupa el puesto número 5 en la lista de The Modern Library de las 100 mejores novelas en inglés del siglo XX. En 2003, Robert McCrum incluyó Un mundo feliz en su lista de las "100 mejores novelas de todos los tiempos".
Huxley escribió: “Los libros pueden ser como rayos X si los usas correctamente: pasarán por cualquier cosa. Lees y te perforas”. Por lo tanto, no sorprende que un personaje central de la novela prohíba los libros porque hace que las personas se sientan insatisfechas, lo que en última instancia conduce a una disminución de la productividad. “La felicidad universal hace que las ruedas giren constantemente”, dice Mustafá Mond, “la verdad y la belleza no pueden”.
Sin embargo, Un mundo feliz demuestra que la falta de satisfacción que experimentan quienes son tocados por una obra de arte es lo que verdaderamente brinda solaz y consuelo en medio de la incertidumbre de nuestra experiencia compartida. El personaje principal de la novela encuentra un amigo y una guía en Shakespeare, incluso después de experimentar un dolor extremo y la alienación de sus compañeros. Al contrastar la experiencia de su personaje principal con una obra tan sublime como la de Shakespeare, Huxley demuestra efectivamente que el arte nos ennoblece y nos eleva por encima de la mera satisfacción y el disgusto, transportándonos a un estado en el que podemos explorar las profundidades de nuestra humanidad en toda su belleza y terror.
Por lo tanto, nunca debemos dejar que la pasividad nos supere y tomar la belleza de Un mundo feliz de Huxley como un recordatorio. Nunca permitamos que el estrés de nuestro día a día nos haga olvidar la importancia de experimentar nuestra naturaleza humana en su totalidad: Agarremos un libro del estante, incluso si aún no es fin de semana. ¡Feliz lectura!