Un puñado de flechas

Una noche, durante su estancia en Buenos Aires para el rodaje de su película Tetro, Francis Ford Coppola le dijo a María Gainza: «El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede disparar todas sus flechas de joven, o de adulto, o incluso de anciano. También puede lanzarlas poco a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería ideal, pero ya sabes que lo ideal es enemigo de lo bueno». Además de Coppola, estas páginas muestran una acuarela de Cézanne robada de un museo de Buenos Aires, un paseo por el estanque de Walden de Thoreau, las enigmáticas pinturas de Bodhi Wind en piscinas californianas que aparecieron en la no menos enigmática Tres Mujeres de Robert Altman, los óleos del pintor catalán Nicolás Rubió en los que evocaba el pueblo francés donde tuvo lugar la Guerra Civil Española, una pintura maldita de Tiziano escondida en la ciudad mexicana de Tzintzuntzan...