Todas las vidas de Eva Ki

Eva Ki confiesa ser capaz de conservar los recuerdos de muchas de sus vidas pasadas: una vida en Persia, donde, durante mil y una noches, le contó historias a su esposo, el rey Sahriyar; la vida con su madre predilecta, con quien sufrirá tan solo trece años; la vida en Salem, donde amó profundamente a Elisabeth, quien fue ahorcada tras ser acusada de brujería. A sus setenta y tres años (si contamos solo los de este ciclo), Eva Ki atesora muchos recuerdos de sus vidas anteriores. Y si ha decidido publicarlos, no es por mera vanidad, sino por lo que hemos señalado al principio de este texto: que si queremos que no nos olviden, debemos poblar de recuerdos la memoria de nuestros seres queridos. Que si anhelamos que los nuestros no desaparezcan, debemos recordarlos a diario: quizá evocar un viaje juntos, una risa de hace mucho tiempo, una película, una resaca, un cumpleaños. Luchar para que las personas que amamos y con las que queremos vivir para siempre no desaparezcan de nuestra memoria. Eso es precisamente lo que hace Eva Ki en este libro. Aunque quizá no sean más que los delirios de una anciana que, por encima de todo, domina el antiguo arte de inventar historias.