Tiene que llover

Bergen, 1988. Un joven novelista se vuelve social y literariamente inepto. Sus textos están hechos de clichés. Tras sus romances frustrados descubre el amor: Tonje, con quien se casa y pronto se convierte en el autor que siempre había deseado ser. / Tiene que llover arranca en 1988 en Bergen, con un Knausgard veinteañero convertido en el alumno más joven de la Academia de Escritura de la ciudad. Pero el novelista precoz pronto se revela inepto en todos los frentes: el social, el amoroso, el literario. Sus textos están hechos de clichés, y Karl Ove combate (bebiendo, saliendo, peleándose o coqueteando con la delincuencia) la lacerante constatación de no ser un escritor en absoluto. Pese a ello, persiste. Y tras sus primeros romances frustrados, descubre el amor: Tonje, con la que se casará, y junto a la que se convertirá en el autor que siempre había anhelado ser. Hasta que la insatisfacción se imponga, dando un sonoro carpetazo a los catorce años que cubre este libro: un tiempo del que emerge la silueta de un hombre atormentado, contradictorio e imperfecto, cada vez más cerca de emprender el autoanálisis inmisericorde del que surgirá su obra maestra definitiva.