Persianas metálicas bajan de golpe

Esta novela nos sitúa en el futuro mundo de Tierra en Azul (Rhapsody). Allí, una mujer madura convive con Flor Azul, un dron a través del cual conversa con su amiga Bibi, quien en realidad es la voz de una actriz. La mujer, solitaria y olvidadiza, vive separada de sus hijas, Selva y Tina, cada una protegida y vigilada por otro dron: la desencantada Obsolescencia y la adolescente Cucú. La mujer habita un mundo gobernado por lo virtual, las empresas de paquetería y los programas del corazón. Un mundo regido por la explotación, la represión policial y el miedo a la enfermedad y la muerte, en el que los tanatoprácticos preservan los cadáveres de la putrefacción. La banda sonora de este mundo urbano-campestre es la de las persianas metálicas que bajan repentinamente, uno de los leitmotivs que se reúnen a su alrededor, formando bucles y ondas, en esta bufonada distópica. Pero distópica como las distopías esperanzadoras, pajarillos que avisan del grisú que gotea... Repleta de guiños y referencias (desde la alta cultura al cotilleo televisivo, pasando por todo tipo de parafernalia pop), la novela es un panfleto futurista, una sinfonía cíborg, un grito de protesta, una coreografía de la desolación, una vanitas más moderna que posmoderna y, sobre todo, una novela neorromántica de drones enamorados de mujeres a las que cuidan y espían, coppelias inversas, vampiros sentimentales, desprecio al dios del algoritmo, sueños, espejos, encantamientos y revoluciones: la primavera puede surgir de la oscuridad sostenida por los seres más impredecibles.