La senda del perdedor

He aquí una novela autobiográfica que asesta un golpe tan contundente como un preciso uppercut, mostrándonos una faceta muy distinta del Sueño Americano: la infancia, adolescencia y juventud de Henry Chinaski en Los Ángeles, durante los años de la Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Su brutal padre finge ir a trabajar todos los días para que los vecinos no sospechen que está desempleado, su madre es golpeada por su padre, pero siempre permanece de su lado, y su tío es buscado por la policía. En este libro inolvidable, escrito con una completa ausencia de ilusiones o autocompasión, presenciamos una fraternidad estoica entre todos los Chinaskis y todos los desvalidos de esa "otra América". Un padre brutal que cada día finge acudir puntualmente al trabajo para que sus vecinos no sospechen que está en paro; una madre apaleada por el padre, que sin embargo está siempre de su parte; un tío a quien busca la policía; un mundo de jefes, de superiores aterrorizados por otros superiores. El joven Chinaski, algo así como un hermano paria de Holden Cauldfiel, el dulce héroe de Salinger en El guardián entre el centeno (al que Bukowski parece aludir en el título original Ham on Rye) tiene que aprender las reglas implacables de una durísima supervivencia. En este libro inolvidable, escrito con una ausencia total de ilusiones, se transparente, evitando la autocompasión, una estoica fraternidad con todos los chinaskis, todos los underdogs de la otra América, de los patios traseros, los bares sórdidos, las oficinas de desempleo.