La guardiana de las habitaciones encantadas.

Rhode Island, 1846. Alejado de su familia, el escritor Merritt Fernsby se sorprende al heredar una finca remota en la bahía de Narragansett. Aunque la propiedad lleva deshabitada más de un siglo, Merritt está listo para llamarla su hogar, hasta que se da cuenta de que no tiene otra opción. Con las puertas cerrándose de golpe tras él, Whimbrel House no está dispuesto a dejar que Merritt se vaya. Jamás.

Hulda Larkin, del Instituto de Boston para la Conservación de Habitaciones Encantadas, ha recibido formación en la domesticación de estas estructuras para preservar su significado histórico y mágico. Comprende los peligros de las casas hechizadas, propicias para las rabietas. Aconseja que a Merritt le conviene aliarse con Whimbrel House. Para ello, ella también tendrá que mudarse.

Preparada como está con augurios, un conjunto de herramientas mágicas y un nuevo personal entrenado en lo siniestro, el trabajo de Hulda aún resulta inesperadamente difícil. Ella y Merritt se acercan más a medida que avanza la investigación, pero los secretos de la casa son más profundos de lo que anticipaban. Y los muros conscientes no son su única preocupación: algo del exterior viene a por los encantamientos de Whimbrel House, y podría ser más peligroso que lo que resuena en su interior.