La apariencia de las cosas

Un libro oscuro, fascinante y bellamente escrito —de "un novelista brillante", según Richard Bausch— que combina el género negro y el gótico en una historia sobre dos familias entrelazadas en su propia infelicidad, con, en el centro, un asesinato macabro y sin resolver. Una tarde de invierno en el norte del estado de Nueva York, George Clare llega a casa y encuentra a su esposa asesinada y a su hija de tres años sola —¿durante cuántas horas?— en su habitación al otro lado del pasillo. Recientemente, a regañadientes, había aceptado un puesto en una universidad privada cercana (demasiado cara para los jóvenes de la zona) como profesor de historia del arte, y se mudó con su familia a un pueblo empobrecido y unido que recientemente ha sido descubierto por extranjeros adinerados en busca de un idílico entorno rural. George es, por supuesto, el sospechoso inmediato; la cuestión de su culpa resuena en una historia plagada de secretos tanto personales como profesionales. Mientras sus padres lo rescatan de sospecha, un policía persistente se ve obstaculizado a cada paso para demostrar que Clare es una asesina despiadada. Tres hermanos adolescentes (huérfanos por trágicas circunstancias) se ven envueltos en este misterio, sobre todo porque los Clare se mudaron a la casa de su infancia, una granja lechera antaño próspera. El velo de la muerte es continuo e implacable; tras un crimen se esconden otros, y pasarán más de veinte años antes de que finalmente se imparta justicia. Un retrato rico y complejo de un psicópata y un matrimonio, es también un agudo estudio de las diversas manchas que pueden marcar a familias muy diferentes, e incluso a una comunidad entera. Elizabeth Brundage es un talento esencial que nos ha regalado un auténtico clásico moderno.