El mapa y el territorio

Jed Martin es un artista. Sus primeras fotografías presentan mapas de carreteras de Michelin, y el éxito mundial llega con su serie sobre profesiones: retratos de diversas personalidades, entre ellas un escritor llamado Houellebecq. Poco después, Jed ayuda a un inspector de policía a resolver un crimen atroz que deja marcas duraderas en todos los involucrados. Pero después de enterrar a su padre y envejecer él mismo, Jed también descubre la serenidad, una conclusión profundamente conmovedora para una vida de amantes, amigos y familiares, y llena de esperanzas, pérdidas y sueños. / Si Jed Martin, el protagonista de esta novela, tuviera que contarles la historia, quizás comenzase hablándoles de una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto conocido y comprometido, con quien pasó a solas muchas noches navideñas. Evocaría, desde luego, a Olga, una rusa muy bonita, a la que conoce al principio de su carrera en la exposición inaugural de su obra fotográfica. Esto sucede antes de que llegue el éxito mundial con la serie de «oficios», retratos de personalidades de todos los sectores (entre ellas el escritor Michel Houellebecq), captados en el ejercicio de su profesión. También debería referir cómo ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal atroz, cuya aterradora puesta en escena dejó una impronta duradera en los equipos de la policía. Al final de su vida, Jed alcanzará cierta serenidad y ya sólo emitirá murmullos. El arte, el dinero, el amor, la relación con el padre, la muerte, el trabajo, Francia convertida en un paraíso turístico, son algunos de los temas de esta novela decididamente clásica.