El libro de las casas

La historia de un hombre y las casas en las que ha vivido. Un personaje cuyo nombre desconocemos –simplemente soy Yo–, pero sí conocemos todos los detalles de su vida. Se reconstruye en una sucesión de fragmentos: la compleja relación con su violento padre, la presencia de la madre asustada, la tortuga que vive en el patio, la emigración familiar al norte, las estancias en ciudades extranjeras, el matrimonio, el ascenso social, la relación con una amante, el espacio íntimo en el que se refugia para escribir... Cada una de estas etapas, cada una de las emociones de ese personaje –la educación sentimental, los deseos, las decepciones, el amor, las traiciones, la soledad...–, se relacionan con una casa. En el fondo, dos hechos históricos, dos sucesos sangrientos, proporcionan el contexto: el secuestro y asesinato de El Prisionero y el asesinato de El Poeta, que no son otros que Aldo Moro y Pier Paolo Pasolini, cuyas muertes violentas definen los años de plomo de Italia. Y es que si la novela es sobre todo la historia de un hombre a lo largo de su vida, también es, en cierto modo, la historia de Italia en los últimos cincuenta años, pues los fragmentos que la componen se enmarcan entre los años setenta del siglo pasado y un futuro más o menos lejano en el que solo la tortuga seguirá viva. Andrea Bajani ha escrito una novela única y fascinante, en la que, a través de los espacios que habitamos, se reconstruye la historia de un ser humano con todas sus contradicciones, miedos y deseos. No es una simple pirueta: es el retrato de un alma a través de las casas en las que ha vivido.