Dalva

Como muchos de los libros de Jim Harrison, "Dalva" fue escrita en una cabaña con techo de zinc, rodeada de perros y caballos que vagaban a sus anchas. Incluso da la sensación de que, mientras escribía con una mano (Harrison usó pluma estilográfica hasta el final), con la otra ahogaba una serpiente de cascabel. Sus personajes parecen construirse a partir de esta tensión, casi siempre con la mirada puesta en el Oeste, viajando por las inmensidades salvajes del continente americano, lejos de las grandes ciudades. La protagonista de este libro es Dalva, y la impresión que causó en su día fue tal que hoy en día se pueden encontrar innumerables mujeres con ese nombre en Estados Unidos. "Dalva" es, después de todo, la mejor novela de Jim Harrison, como él mismo, la crítica y los lectores han reconocido unánimemente. Es la historia de una mujer que, para recuperar el control de su vida, se muda al antiguo rancho familiar en Nebraska. Dalva tiene cuarenta y cinco años, es hermosa e intrépida, y sin duda ha tenido una vida llena de amantes y aventuras. Pero ahora comienza un viaje que la llevará de vuelta al seno de su familia, al recuerdo de aquel muchacho mestizo del que se enamoró en su juventud, de aquel hijo mestizo que le arrebataron al nacer y de aquel bisabuelo, un sabio pionero perdido en las Grandes Llanuras, cuyos diarios relatan la sangrienta aniquilación de los indígenas. La historia de su familia está, por tanto, ligada a la de un pueblo oprimido, desde la Guerra de Secesión hasta la masacre de Wounded Knee y la guerra de Vietnam. Es la violenta historia de Estados Unidos, en la que Dalva busca un bálsamo para sanar eso que llamamos alma. Dalva se parece mucho a un animal salvaje y está herida. Busca refugio, pero saca el colmillo, porque ama la vida.